“Fue
en la noche del plenilunio que el secreto se trasmitió, entre las sombras
alucinantes que proyectaban, a la luz de la antorcha, las estatuas de oro de
los poderosos monarcas del Imperio del Sol…
Luis E. Valcarcel
Impetuoso Cerro Baúl |
En su cima (de un área de más 400000 m2) existe una ciudadela pre-inca
con influencia Wari, cuya historia se detalla a continuación:
El valle de Moquegua fue ocupado durante el siglo VI d.c. por una
colonia del estado Tiwanaku, (cuya capital estaba ubicada en el altiplano
boliviano), la cual se convirtió en la primera expansión hacia los valles
occidentales del Perú.
Pero por esa misma época, la cultura Wari en Ayacucho, crecía
rápidamente por la sierra sur del Perú, llegando alrededor del 600 d.c. al
valle de Torata (Moquegua), donde edificaron una colonia con su capital en la
cima del Cerro Baúl.
Excavaciones arqueológicas en la cima han sido definidas en 5 sectores
distintos: El sector “E” es una plataforma aislada del sitio, muy probable de
origen Inca del siglo XVI d.c.
El sector “D” es una plaza con recintos
aglutinados alrededor del canto rodado más grande de la cima, posiblemente un área designada para hacer rituales. Siguiendo al este se encuentra el sector “C”,
llamado “Hatun Canchas” (plazas grandes), donde se encontró una estructura de 2
pisos, hecha con lajas de piedras cubiertas con barro sobre palos
latitudinales, debajo un conjunto de palos longitudinales que conforman una
cuadricula de madera para apoyar el segundo piso.
Cuando los Wari abandonan el Cerro Baúl alrededor del siglo XI de
nuestra era, ritualmente enterraron los componentes más sagrados del sitio,
como: vasijas, cerámicas, copas, urnas, collares y brazaletes.
Debido a su historia, se sabe hoy que el Cerro Baúl ha sido considerado
desde hace siglos como un Apu muy especial, su peculiar forma parece ser su
aval, así como la energía que irradia, que es fácilmente perceptible estando en
su cima. Toda una envoltura de misticismo que rodea a este lugar, habitado
también por entidades “no físicas” que “adornan” su permanencia en el valle
moqueguano. Lugar insólito que llama también la atención de “visitantes del
espacio”, quizá haya alguna otra razón además de su historia y forma peculiar,
sin duda Baúl es más que un cerro, digno de atención y de ser investigado.
!Misterio y realidad, Moquegua nos espera para conocer el Cerro Baúl¡
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